No son las mejores fotos que podría haber imaginado, pero son mías y encierran unos momentos únicos que permanecen inalterables en mi memoria.
Durante varias semanas estuve haciendo pesquisas a lo largo de unos cuatrocientos metros de un río próximo. Media hora larga de coche y otra media hora casi caminando con mochila, hide y trípode, justo al alba. Y allí, inmóvil, durante varios días apenas tuve resultados. Los Martines pescadores pasaban rasantes, casi acariciando el agua con sus ágiles y vertiginosas maniobras; algunos Zampullines que se afanaban por llegar hasta mi posición, sin apenas percatarse de mi presencia; alguna Garceta común; y hasta varios Patos se aproximaron hasta donde yo estaba. Y así durante casi una semana. Pero un día, el que menos esperaba yo, porque los cazadores comenzaban a ensuciar con ese mortífero y atronador ruido aquel remanso de paz natural, ese día, apareció ante mí una espléndida Nutria.
Pude darme cuenta de que se aproximaba junto a la orilla, por el remolino que causaban sus idas y venidas bajo el agua. Hasta que emergió, con su simpático hociquillo olisqueando no sé qué aromas de una mañana húmeda de rocío. Se sumergió una y otra, y muchas veces. Y volvió a salir a la superficie para masticar con parsimonioso movimiento de mandíbulas varios cangrejos de esos rojos de río, que abundan en toda esta zona. Llegó a nadar muy cerca de mí. Y la ví de cerca, con su propio reflejo en el agua. Y me quedé casi sin poder reaccionar cuando, inesperadamente, estuvo tan próxima que ni el objetivo era capaz de quedar enfocado.
Y cuando menos lo esperaba, tras casi veinte largos minutos cerca, se perdió tras unas adelfas y no la volví a ver.
He vuelto otras tantas veces y sólo en una ocasión la vi junto a otro congénere. Supongo que ambos formarían una pareja y que, con el tiempo, podré tener la suerte (quién sabe) de vislumbrar de nuevo a un ser que viene a sintetizar en sí mismo lo más auténtico de nuestros medios naturales, del hábitat de nuestros ríos y riberas, de esos bosques-galería que son el refugio de aves, anfibios, mamíferos y hasta reptiles. Un medio que debemos proteger, porque sin ellos difícilmente es posible mantener el equilibrio natural que necesitamos para garantizar nuestra propia subsistencia.
GGCarballo
1 comentario:
felicidades! sueño con un moemnto con el tuyo vivido (y por ahora perseguido infructuosamente).
Saludos camperos!
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